Año 2025: Año de la solidaridad y la equidad
en el acceso a la cultura y la información.
Una reflexión del porqué compartir es vital para el avance común y preservación del conocimiento popular.
Una gran colección de software en los almacenes de Internet Archive.
3 Marzo 2018 - Jason Scott (Wikimedia Commons)
Publicado el: 29 de Julio del 2025
Por: Locky
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A lo largo de la historia humana, hemos creado una necesidad de colaborar para alcanzar un bien común, no solo garantizaba la supervivencia de nuestros antepasados, si no fue clave para la formación de sociedades y creación de herramientas que sirvieron para el progreso y desarrollo de la humanidad hasta nuestros días.
El humano, desde su existencia, siempre ha tenido una necesidad de buscar y documentar el conocimiento adquirido de la filosofía, la práctica, la religión y las ciencias sociales y exactas para auto, entendernos, saber quienes somos y qué podemos hacer. En este blog comenzó la nueva temática de celebrar y dar a conocer un tema social y cultural para generar conciencia de las necesidades y problemas colectivos que debemos identificar y afrontar entre todos, este año 2025, se celebra el año de la solidaridad y la equidad en el acceso a la cultura y a la información.
Vivimos en una época donde tenemos acceso a la mayor fuente de cultura, información y entretenimiento, miles de documentos que ayudaron y están ayudando al avance y obras donde cuentan no solo historias, si no las emociones y contextos socioculturales de sus autores y los lugares donde viven, que desgraciadamente e irónicamente se está convirtiendo en la época donde más restricción y “discriminación en el acceso a estas” hay en las obras que tanto queremos. Pero... ¿Nadie hace nada? No vemos a la gente (consumidores) alzar la voz y tratar de divulgar y compartir lo que poseen y conocen en este mundo digital, sino que se ha visto una creciente apatía y egoísmo en cómo tratamos los bienes digitales, bienes que no son nuestro literal y metafóricamente hablando. ¿Acaso hemos olvidado las grandes revoluciones y mentalidades filosóficas de nuestros antepasados de lo importante que es estar en solidaridad con el prójimo? Parece que todos los avances filosóficos y materiales de nuestra humanidad se fueron a la basura al ver que un montón de empresarios y gobiernos desde su avaricia y codicia han propagado un mensaje de consumo apático (tanto para nosotros como el medio ambiente) que desgraciadamente está adoctrinando a las personas que se niegan a compartir unos bits digitales que no les pertenecen o escanear un documento u obra que por el bien común podría beneficiar a la gente menos favorecida y no lo hacen bajo la escusa de que son de ellos, para después, vendan esas copias ya digitalizadas a un precio injusto (cuando el único que puede lucrar con una obra es el propio autor) ¿Qué nos pasó? ¿Acaso la avaricia y el ver todo con fines de lucro han provocado que las empresas se aprovechen de nosotros? ¿Por qué vemos a la gente criticar las acciones de esas empresas y gobiernos, pero al mismo tiempo hacen lo que están criticando?
El objetivo de esta entrada es repasar como el humano ha tenido esa necesidad imperativa de compartir conocimiento y las obras a sus semejantes para seguir prosperando y como al mismo tiempo siempre hubo detractores segados por la avaricia y el poder, lo que podemos hacer nosotros y eliminar estas malas ideologías impuestas por el capitalismo salvaje que poco a poco está evolucionando a un neofeudalismo.
Sé que puede sonar un poco tonto sabiendo de qué se trata esta entrada, pero quiero dar una definición y un concepto mucho más amplio de la palabra que englobará y resumirá esta y las demás entradas:
Compartir, del latín compartīri, es la acción de distribuir, repartir o dividir algo en varias partes. De esta forma, es posible el disfrute en común de un determinado recurso o espacio.
Compartir es la base de muchas de las cualidades que tenemos como humanos, ya que, como especie, somos interdependientes y sociales. Es una naturaleza propia del ser humano que históricamente ha estado presente en cada punto crucial de la humanidad. Todos necesitamos de todos para intercambiar emociones, conocimientos y actitudes cooperativas para avanzar, como seres sociales estamos presentes en la interdependencia desde que nacemos, desde múltiples doctores ayudando en el parto, hasta un bebe siendo amamantado, pasando por múltiples etapas de la vida hasta la muerte, que es cuando otros, nos dan un descanso digno.
La interdependencia en el ambiente y sociedad estable y equilibrada que nos puede ayudar a crear un sentido de pertenencia, ya que cuando las personas dan y reciben de manera justa, aumenta la confianza, apoyo y bienestar. Pero una interdependencia deja de ser buena si se busca fines personales por encima de los colectivos, ya que puede hasta dañar personas, como el nepotismo (dedazo), siempre debemos velar por intereses compartidos que busquen un beneficio común.
Al momento de compartir, damos un valor positivo a las demás personas, sentimientos de generosidad y ayuda al prójimo, cuando no se comparte algo que puede (fácilmente) compartirse se tacha de avaro y egoísta. Ya que es la base de una necesidad social en momentos difíciles.
Porque nos hace humanos, implica tener consciencia de nuestro entorno, saber que nuestros conocimientos se pueden inmortalizar si lo compartimos con los demás, ser empáticos y justos, nos ayuda a fortalecer y crear lazos con los demás, esto nos ayuda ser más humanistas y que el material no lo es todo y muchas veces pierde total valor si no se comparte.
Ejemplo: Un videojuego digital, una copia muy rara o escasa de un libro, libro de arte o ilustración, contenido desaparecido, contenido o material limitado por región o censura, estos materiales pierden total valor si no se comparten con los demás, se incentiva a un coleccionismo de avaricia y especulación, despreciar al otro ya sea por su condición social o económica.
Otro ejemplo: Una persona que quiere cobrar para liberar un contenido que ha estado perdido o que por cuestiones regionales es difícil de acceder, se cae a un sentido individualista y avaricioso de aprovecharse la necesidad intelectual, cultural y/o de la precariedad de una persona para obtener un beneficio que solo se le dará a la persona que tiene ese material, el arrogante dirá “El que lo pueda pagar, que lo pague o si no que vaya a la verga” o “Lo único que quiero es dinero” (He escuchado gente así).
Al momento de compartir no solo ayudamos a los demás, sino que nos ayudaremos a nosotros mismos. Aumentaremos nuestro bienestar y autoestima y es algo que todos podemos hacer si dejamos de lado el sobre individualismo y la avaricia del material y del dinero.
En un sentido más social, nos ayuda a pensar en los mejores momentos que tuvimos y que compartimos, ya sea una reunión con amigos, con familiares o nuestros hijos para algunas personas. Compartir debe ser de una manera desinteresada y adecuada, sin dejar de lado nuestra individualidad, pero una individualidad bien entendida que nos ayuda a ser socialmente mejores y empáticos.
Compartir es un milagro y un don que Dios no dio, a palabras del (descanse en paz) Papa Francisco:
“El verdadero milagro, no es la multiplicación que produce orgullo y poder, sino la división, el compartir, que aumenta el amor y permite que Dios haga prodigios.”
Como ejemplo pone el evangelio cuando Jesús multiplicó los panes y los peces. ¿Por qué privar a una persona de lo que ha traído a casa? ¿Por qué quitarle a uno lo que en cualquier caso no es suficiente para saciar a todos?. Para Dios no es ilógico y gracias a la obra de compartir Jesús pudo saciar a todos.
Como ejemplo pone el evangelio cuando Jesús multiplicó los panes y los peces. ¿Por qué privar a una persona de lo que ha traído a casa? ¿Por qué quitarle a uno lo que en cualquier caso no es suficiente para saciar a todos?. Para Dios no es ilógico y gracias a la obra de compartir Jesús pudo saciar a todos.
Algo curioso y que exclamó el Papa es que el evangelio nunca se utilizó el verbo multiplicar, si no que los verbos utilizados son partir, dar, distribuir.
Si nos ponemos a pensar el compartir también se puede relacionar a los verbos anteriores, la iglesia católica ha tomado esta postura hace varios siglos, el Papa Francisco, mencionó que la multiplicación de los bienes no resuelven los problemas sin una justa distribución, poniendo como ejemplo el hambre y la desnutrición. Compartir nos acerca a la verdad y por lo tanto nos incentiva a ser humildes, el respeto y la simpatía son claves para seguir el camino de la verdad universal, es importante reconocer el daño y conocer cuando una persona con actitudes soberbias busca imponerse sobre otros.
La doctrina social de la iglesia busca el bien común, es decir la igualdad y unidad de todas las personas. Determina que no solo busca la acumulación de los bienes sino en el actuar moral del individuo en el cumplimiento del bien. Esto hace que sea un deber de todas las personas, nadie queda exenta según las propias capacidades de las personas, la propia doctrina reconoce que es algo difícil, ya que exige la capacidad y la búsqueda del bien de los demás como si fuera el propio. Parte del bien común señala las exigencias que permite el correcto desarrollo de las sociedades. Como seguridad, paz, organización del estado, servicios como educación, comida, vivienda, trabajo, acceso a la cultura, transporte, salud, libertad religiosa y libre circulación de las informaciones.
Papa Pío XI señaló:
“Es necesario que la partición de los bienes creados se revoque y se ajuste a las normas del bien común o de la justicia social, pues cualquier persona sensata ve cuan gravísimo trastorno acarrea consigo esta enorme diferencia actual entre unos pocos cargados de fabulosas riquezas y la incontable multitud de los necesitados .“
Dios nos dio los bienes de la tierra para el uso de todos y de sus pueblos, por lo tanto los bienes creados deben llegar de forma equitativa bajo justicia y caridad.
La riqueza existe para ser compartida: Ya que aún siendo poseído legítimamente está tiene un destino universal. La iglesia y su doctrina siempre ha condenado la acumulación indebida, ya que va en contra del destino universal que Dios signó a todos los bienes, la iglesia insiste en una necesidad de conversión y de la transformación de las consciencias antes de una exigencia de cambio de las estructuras sociales y políticas, ya que todo aquel que desarrolla una actividad económica y posee bienes, Dios pone su confianza y los considera administradores. Subrayando que las riquezas se realizan a su función el servicio del hombre, cuando estas están destinadas a producir beneficios comunes para la sociedad.
Establece que la riqueza es un bien que viene de Dios por lo tanto, todo aquel que posee la riqueza lo debe usar y hacer circular, es decir, que esta riqueza vaya a aquellos que también lo puedan gozar, condenando a todos aquellos de su deseo apegado de la riqueza y su acumulación. San Gregorio Magno explicó que aquellas que tengan las riquezas para uno mismo no es inocente, pero al darlas a quien tiene necesidades es pagar una deuda.
En una pequeña conclusión, nos hace más humildes, acercado a Dios y que Dios espera de nosotros, que ayudemos a los demás. También está ligado a los derechos laborales y la justa remuneración, recomiendo que le den una leída a la doctrina social de la iglesia.
Últimamente se nos ha dicho y vendido la idea de ser independientes, lobos solitarios, que podemos lograrlo y que ignoremos a los demás, desde nuestros padres que (desde su labor de esperar algo bueno de su hijo) llegan a un grado de sobre protección hasta las redes sociales que nos venden estilos de vida inalcanzables. Estamos rodeados de propaganda de que podemos ser fuertes, que no necesitamos a los demás y que no nos debería importar los problemas del otro y sus sentimientos. Cosa que es totalmente lo contrario, el humano por su naturaleza, siempre ha sido interdependiente y unido con sus semejantes, ya que fue y es la clave que permite relaciones sanas, donde la información se pueda generar y enriquecerse y sentir empatía y necesidad colectiva.
Existe una influencia cuando interactuamos con otras personas, ambas partes se influencian por los pensamientos y comportamientos de las personas. Muchas veces puede servir para dar ese empujón que necesita una persona para hacer una determinada acción, aunque la gente quiera negarlo, la comunicación es una arma muy poderosa que puede orillar a una persona a hacer algo bueno o malo.
El papel de la interdependencia es disfrutar de las relaciones sin mostrar intereses personal que puedan afectar o ignorar el entorno que nos rodea, eliminando la avaricia y el beneficio propio se garantiza una mejor calidad de vida. Aprovecharse de las demás personas y más de las débiles generará dependencia, por ejemplo:
La dependencia es peligrosa, ya que permite varios tipos de maltratos que, si no ocasiona la muerte, si puede generar efectos en las personas como la angustia constante de perder lo poco que tiene y el aumento de la tolerancia a los abusos, ya que “sin ellos” no podemos funcionar. Volviendo a los ejemplos anteriores:
¿Entonces debemos ser totalmente independientes de las personas? Tampoco, ya que la independencia total nos hace sobrecargarnos, estresarnos y abrumarnos, esto ayuda a generar un sentimiento de soledad y vació, escalando a la depresión. Tampoco debemos caer en el “juego social”, es decir, creer o afirmar que existe una escalera social y del triunfo en la vida o partes de la vida como el trabajo, la escuela o riqueza como el único medio para alcanzar el triunfo. ¿Por qué? Porque se crea un juego de hacer algo por interés, caer en la apariencia social, en el materialismo y valorar menos a personas con las que igual podríamos tener un mejor vínculo. Volvemos al caso del trabajo, cuando hacemos el trabajo de forma desinteresada tendemos a relacionarnos mejor con las personas, generar empatía y un sentido de pertenencia y de equipo permitiendo mejores resultados, en cambio si la empresa condiciona o pone metas, las personas se concentrarán más en cumplir la meta aun si esto cuesta ganarse el desprecio del compañero o sabotearlo.
Una interdependencia sana busca establecer un acuerdo de apoyo mutuo, confianza en el otro, esto permite que las personas sean auténticas y vulnerables. Desgraciadamente la gente lo ha visto como una debilidad, la vulnerabilidad es el ejercicio de la apertura emocional que permite edificar las relaciones, es abrir el corazón en personas que queremos y sentir empatía con los más vulnerables, en un mundo donde los medios y las redes sociales incita a la perfección, hacen ver que la fortaleza y el individualismo son las metas más importantes. La autenticidad del ser humano recae en mostrarse abiertamente, sin ningún tipo de filtros ni defensas, reconociendo quienes somos, nuestras imperfecciones y temores. Una persona sesgada o lastimada puede decir que es debilidad. Pero al ser vulnerables permitimos a los demás también a abrirse, donde las conexiones humanas pueden crearse sin juicios o estándares irreales. Nos permite reflexionar emociones y sanar heridas, tener una autocompasión y genera empatía hacia los demás y nos ayuda reducir el estrés.
De hecho muchas veces así se generan las relaciones amorosas, por medio de la interdependencia y el mostrar como somos con nuestra pareja y con los demás, si una persona no se puede abrir ni con la persona que siente un amor o varios sentimientos afectuosos difícilmente encontrará relaciones auténticas y duraderas. Pero al ser nosotros mismos sin miedo a ser juzgados abrimos una confianza mutua y el respeto de las diferencias. Debemos entender que las relaciones de pareja, trabajo y sociales no se construyen desde la perfección, si no desde los sentimientos de compartir y ahí es donde se encuentra la vulnerabilidad, un puente que conecta emociones y permitiendo conocer el lado más intimo de las personas, generas confianza y lazos importantes.
El intercambio de bienes y servicios o de conocimientos se hicieron para obtener un beneficio mutuo, vivimos una norma social donde si alguien hace algo por nosotros de manea natural nos sentiremos obligados de devolver el favor. Es común que desde niños aprendemos de la importancia de acciones colectivas y participativas. EL tejido social se fortalece con la confianza que se tiene el uno hacia el otro y para esto debemos desarrollar lazos y convivencia. La reciprocidad es la contestación natural de favores y acciones buenas que recibe de sus semejantes. Si alguien hace algo por ti, tú como persona te sientes obligado a hacer algo por ti. Un caso común son los vecinos, el sentido de reciprocidad está presente cuando un vecino le regala comida o le presta algo a su otro vecino porque sabe que cuando más lo necesite puede acudir con ese vecino a pedirle un favor y viceversa, estas acciones refuerza la confianza. Dependiendo de las situaciones la reciprocidad a menudo se busca el apoyo de otras personas, de ahí su impacto, ya que se asegura que todas las personas puedan recibir ayuda y alcanzar diferentes metas en la vida que, de manera individual no lograríamos. Aunque muchas veces se utilice como métodos de persuasión como en las ventas o utilizar a personas, se tiene que buscar un control y balanceo para el fortalecimiento del beneficio común y tejido social, ya que si no somos agradecidos con las acciones del prójimo, será rápidamente tachado de aprovechado.
No todas las veces los favores tienden a ser pajeros, como mencioné, existe desequilibrios que pueden escalar a abusos, como hacer un favor mucho más grande por alguien que hizo algo pequeño por ellos, no por nada el marketing o las ventas tienen su mala fama por aprovecharse de esa reciprocidad natural de los humanos, ya que se utiliza métodos de persuasión para muchas veces obligar a la persona de una forma de lástima o moral a realizar una compra que muchas veces no necesita.
A lo largo de nuestra humanidad se ha visto este tipo de acciones como una forma de avanzar y formar civilizaciones, los recursos tendían a repartirse y esto obligó a que las decisiones sean colectivas, la agricultura fue uno de los pilares de muchas sociedades, el sedentarismo debido a la agricultura hizo crear aldeas que eventualmente se formaron en ciudades, la población aumentó y los conceptos de propiedad apenas emergían. Se crearon los conceptos de gestión de recursos, laborales y sociales, la familia y la transferencia de conocimiento que permitían mejorar la eficiencia de los grupos familiares, el apoyo mutó y cooperativo de las sociedades hizo crear nuevas formar de gestión entre las sociedades, mejorando los lazos entre pueblos, la cultura y costumbres permitían un sentido de pertenencia y crear oficios o especializaciones entre personas como los artesanos, la religión y administradores.
La interdependencia y los vínculos sociales permitieron que los humanos colaboren para beneficio de todos, el conocimiento ayudó a que las personas se puedan concentrar en el desarrollo y ofrecerlas como una opción viable a las demás personas, creando redes comerciales o soluciones específicas.
El internet es un mundo gigantesco y no tendremos los años de vida necesario para poder conocer y consumir todo lo que nos ofrecen por lo tanto volvemos a la misma necesidad humana de recopilar la información en un solo lugar. Las bibliotecas publicas eran la muestra de esa necesidad de recopilar y gestionar la información, preservarla para las futuras generaciones. Actualmente existen construcciones y obras cuya información es escasa debido a la falta de documentación y por su puesto, los gobiernos y más las empresas históricamente han querido evitar este tipo de acciones humanistas ya que para ellos, les sale más rentable destruir una copia que permitir que las personas la puedan preservar y esto ocurre en muchas industrias, desde la automotriz que no permite modificar y estudiar la estructura del carro que compraste, pasando por el cine que prefiere destruir sus cintas o jamas lanzarlas a venta individual, hasta los videojuegos donde el código se llega perder, eliminan páginas donde recopilan juegos abandonados por sus empresas o cierran servidores en juegos que o sorpresa terminan siendo licencias. La procesión de los bienes digitales existen y al igual que en la vida real, es un derecho que podamos hacer lo que queremos con una copia digital que no pierde valor. La falta de instituciones de gobierno que ayude a la preservación o leyes más flexibles y beneficiosas para los consumidores permite estos tipos de maltratos a los bienes que queramos o no forman parte de nuestra vida y algunos se convierten en cultura popular con significados importantes para un grupo de personas.
Desgraciadamente esto está pasando cada vez más seguido, páginas web desaparecen, medios de entretenimientos cierran y el software olvidado por sus desarrolladores. Las obras digitales sirven para inspirar o utilizarlas como base para la creación de nuevos bienes y herramientas, el patrimonio digital se enriquece y no puede caer en pocas manos, porque es permitir que la historia y estilos de vida sean más manipulables de los que es ahora, que dicten como y cuando consumiremos algo hará que el factor humanos de la cultura, pertenencia y valores de interdependencia se desechen a un camino de individualidad y modas.
El avance a un progreso como humanidad debe recaer en compartir sin egoísmos, no caer en la hipocresía y en el juego que las empresas quieren que estemos. ¿De que sirve criticar a la empresa que nos está quitando nuestros bienes cuando vemos a gente cobrar para liberar contenido que es difícil de acceder o que se encuentra perdido? El humano no puede caer en soledad absoluta sin recibir un desgaste mental en el proceso, el sentido de nuestra existencia es compartir con los demás, opiniones, bienes y servicios sin excluir a otros por sus condiciones sociales y/o económicas, porque entre más individualistas somos, más sufrimiento tenemos, menos propósitos para vivir y una decadencia donde el clasicismo y la avaricia del dinero reinan. Aún si significa aplastar a alguien en el proceso.
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Aportaciones en:
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